Así han cambiado estas famosas obras de arte con el paso del tiempo

La Mona Lisa es, sin duda, una de las obras de arte más famosa de todos los tiempos. ¿Pero dirías que lo sabes todo sobre su aspecto? Puede que, incluso si has ido a verla en directo al museo del Louvre, desconozcas que sus tonalidades originales eran distintas a las que tiene ahora. Y es que el paso del tiempo ha dejado una huella imborrable sobre algunos de los cuadros más conocidos de la Historia. Así es como se han transformado a lo largo de los años.

1. En La ronda nocturna era de día en realidad.

El nombre original que Rembrandt van Rijn le puso a una de sus obras más famosas es La compañía militar del capitán Frans Banninck Cocq y el teniente Willem van Ruytenburgh. El nombre popular con el que es conocido, «La ronda nocturna», surgió años después, cuando al ser restaurada la pieza se usó un barniz en descomposición que oscureció sus colores. Aunque años más tarde el barniz se eliminó, haciendo evidente que el cuadro mostraba una escena diurna, el nombre ya había calado demasiado.

Pero este no es el único cambio que sufrió la obra de Rembrandt, que en 1715 tuvo que ser recortada para poder encajar en el espacio que le habían asignado en el Ayuntamiento de Ámsterdam. Los 60 centímetros suprimidos del margen izquierdo hicieron desaparecer a varios miembros de la milicia que aparece en el cuadro.


2. La Mona Lisa no era marrón y amarilla.

Los barnices también fueron los responsables de que la célebre obra maestra de Leonardo da Vinci, la Mona Lisa, tenga actualmente un aspecto muy diferente al original. Al parecer, el genio renacentista la pintó usando tonos mucho más brillantes. Además, sus rasgos eran más definidos y vivos, como explica el analista de arte Giorgio Vasari: “Los ojos tenían un brillo más alegre y vidrioso… Las fosas nasales, rosadas y delicadas, parecían tener vida… La apertura de la boca no parecía una pintura, sino carne viva”. A la derecha de la imagen vemos una versión de la Mona Lisa de uno de los aprendices de Da Vinci (al que se le permitió aprender a pintar al óleo junto al gran maestro) que nos muestra cómo debió ser el realidad la Mona Lisa en su origen.


 

3. La última cena perdió los pies de Jesús por el camino.

La última cena se terminó a finales del siglo XV en una pared del monasterio de Santa Maria delle Grazie en Milán (Italia). Las condiciones de la pintura empeoraron poco después de ser finalizada, por lo que podemos imaginar lo distinta que luce hoy en día.

Aparte del deterioro por el tiempo, la obra ha sufrido otras alteraciones. En 1652 se insertó una puerta en el mural que suprimió los pies de Jesús.


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4. El grito es la suma realidad cuatro obras diferentes.

Muchos desconocen que El grito, de Edvard Munch, es realidad una serie de cuatro pinturas. Dos están realizadas con pintura, otra al pastel y la otra es una litografía, de la que existen unas decenas de copias. A diferencia del resto de obras citadas en este artículo, El grito, como pieza colectiva, no ha sido alterada de forma significativa con el tiempo, pero mucha gente ignora que se trata de cuatro piezas diferentes y que todas son versiones ligeramente diferentes.


5. Los amarillos de El dormitorio en Arlés de Van Gogh han cambiado

Pintar un cuadro al óleo significa tener que usar pigmentos que cambian de color con los años. El pigmento amarillo que utilizó Van Gogh para esta obra se ha oscurecido con el tiempo, al igual que ha sucedido en muchas de sus pinturas. Este característico tono amarillo que tanto gustaba a Van Gogh se introdujo en sus obras gracias a la Revolución Industrial, que inventó nuevos pigmentos como el amarillo de cromo (un “cromato de plomo tóxico que como muchos otros pigmentos de la época era químicamente inestable»).


6. La gran ola de Kanagawa no es exactamente como la has visto.

Probablemente hayas visto numerosas reproducciones de este grabado de Hokusai, pero tienes que saber que pocos son fieles a la obra original del autor. La mayoría de ellas, han perdido algunos detalles y adulterado otros. Por ejemplo, en la mayoría de las versiones actuales, la ola aparece sobre un fondo amarillento, a diferencia del original.


 

7. El pensador de Rodin no estaba solo en sus comienzos

Auguste Rodin trabajó en El pensador a finales del siglo XIX como una figura que tenía que formar parte de una pieza mayor llamada Las puertas del Infierno, que se situaría en una entrada. Había 180 figuras diferentes y la escala de El pensador se suponía que iba a ser mucho menor. Sin embargo, finalmente Rodin decidió crear El pensador como obra independiente, dándole unas dimensiones mucho mayores.


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